domingo, 7 de octubre de 2012

Escuchar…


Cuando escucho, doy la alerta a mis sentidos adentrándome en silencio entre las voces, respetando el aliento que penetra en mis oídos y el suave movimiento de los labios.

Cuando escucho, callo, esperando el momento de expresarme, intuyendo el mundo enarbolado por el otro, la emoción urgida, el ansia, la premura, el sentimiento y alivio.

Cuando escucho, observo los ojos del hablante, la mirada impaciente, el anhelo, el impulso irresistible, el deseo ferviente, la actitud defensiva, la súplica.

Cuando escucho, hay palabras que al oírlas te desgarran, atraviesan y socavan, que reclaman afectos y atenciones, que remueven sentimientos…

Y me rindo.

Escucho el pálpito y el ruego del hablante y no puedo por menos que escucharme a mí misma en ese instante.

Cuando escucho, siento a un tiempo….

2 comentarios:

  1. Escuchar implica voluntad, voluntad es querer, querer significa amar. Por tanto, quien escucha debe amar, o, por mejor decir, quien ama ha de escuchar si en verdad ama. El amor puede ser ciego pero en modo alguno sordo. ¡De qué callada manera nos llevas a reflexiones antes insospechadas, Teresa!

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  2. Muchas gracias, Marga. Siempre digo que intento plasmar sentimientos. Cuando alguien me dice que ha captado la naturaleza o esencia de lo escrito, me alegra enormemente.

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