Camino acompañada de lo
antiguo, de lo viejo enquistado en la memoria; de las penas de antaño y las de
ahora; de la risa que libera; de la tela de araña del delirio; y de los miedos.
Unas veces camino con mesura pisando
con cautela las aceras, delegando siempre en la razón la guía.
Otras, imprudente, me lanzo al
terraplén de la locura sin llamar al cerebro previamente, inconsciente a todas
luces del peligro.
Y descanso las más veces. Me adentro
caminando en un desvío, donde limo las aristas de las dudas y sorteo las trampas
sin esfuerzo, manteniendo al margen el vacío…
Y dirijo mi vida hacia el
sosiego, hacia la lumbre cálida, hacia lo bello…
Y la conciencia reposa ensimismada.
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