Me sorprendo a mí misma, todavía,
gozando de una eterna vacación;
me asombra y se me enreda la razón
al sentir tan ansiada autonomía.
.
Con el amanecer del nuevo día,
se inunda mi cerebro de emoción;
y, sabiendo que me ampara una pensión,
solo puedo aplaudir la melodía
.
que este mundo me quiso regalar.
Aprovecho las horas con usura,
con una complacencia exagerada,
.
sintiendo la vorágine del mar,
de la lluvia, del viento… y la ternura
al sentir su tictac, de madrugada .
.
Bonito soneto poeta...
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias, Rafael. Besos.
EliminarYa solo te leo, no comento pues siempre te diría que eres una gran poeta... <8>
ResponderEliminarGracias, Javier. Pero ya sabes que lo de poeta me viene grande, jejeje. Besitos.
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