Me acompaña la música
de jazz
en este atardecer como
de alpaca;
el sol desvaneciéndose
en la hamaca
y el libro
pervirtiéndome, locuaz.
.
Pletórica de letras y
capaz
de no desfallecer con
la resaca,
un cielo variopinto se
destaca
incendiando el
crepúsculo, voraz.
.
El día languidece,
impenitente,
como el dulce gemido de
la ola
con su lento vaivén
iridiscente.
.
Una diosa galáctica se
inmola
y germina un preludio
intermitente
de esta tierra de luz y
caracola.*
.
*El último verso pertenece a un poema de Carilda Oliver Labra, en su honor.
Precioso atardecer con todos esos ingredientes, sin duda...
ResponderEliminarUn abrazo poeta.
Gracias, Rafael. Me alegra que te guste. Un abrazo.
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