Sucumbo ante el orgasmo delicioso
que tu caricia experta me procura;
y te siento voraz, casi goloso
lamiendo con tu lengua mi hendidura.
.
Al arquear mi vientre, ya adivino
la escultura de mármol de Carrara
(de un rosado imprudente, diamantino),
que tan solo a su roce me entregara.
.
Y vuelo sobre el mar, me descontrolo;
el éxtasis me lleva al universo
donde, tal vez allí, no esté perdida.
.
Y, escapando de todo protocolo,
sumerjo estas creencias en el verso,
y muero en el camino hacia la vida.
.
De una manera muy sutil navegas por ese momento mágico.
ResponderEliminarUn abrazo poeta.
Gracias, poeta. Un abrazo.
EliminarY vuelas sin pudor sobre las letras para llegar a ese momento, esculpiendo el espacio majestuosamente.
ResponderEliminarGracias, Javier. Me encanta que leas mis cosillas. Un abrazo.
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