Blanca de día, azul de madrugada,
la luna es el remanso del poeta
la observa, escribe, llora e interpreta
su cántico en la atmósfera callada.
.
Se oculta y aparece en la alborada
como diosa cercana y alcahueta,
pues los amantes ven en su silueta
el velo de su noche enamorada.
.
Imaginé estos versos para un reto,
sin embargo brotaron sin pensar:
la luna rubricó el primer terceto.
.
El segundo se puede imaginar:
se alteraron las letras del soneto
soñando ser el pálpito lunar.
.
Es que la luna nos altera a todos poeta.
ResponderEliminarUn abrazo en la noche.
Te he visto de casualidad, Rafael, jejeje. Como no suelen hacerme comentarios por aquí, no suelo mirarlo. Muchas gracias, poeta. Un abrazo.
Eliminar