¡Venga,
una inyección de entusiasmo!
.
Me
estremece la luz que se evapora
como
un preludio cósmico festivo,
y, al contemplarla,
escribo lo que escribo
consciente del milagro
de la aurora.
.
Me estremece saberla
coautora
del estallido eléctrico,
lascivo;
e insisto en escribir,
con más motivo,
por tanta exaltación
perturbadora.
.
Despertar y sentir tras
la ventana
el estrépito astral de
un nuevo día,
sobrecoge mi pálpito
vital.
.
Es el vértigo añil de la
mañana
y el asombro interior
que ya latía
con el brío de un fuerte
vendaval.
.
.
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