viernes, 19 de abril de 2013

Esas horas…


Esas horas en las que el día duerme su febril tránsito, y el pensamiento se apresura a desempolvar dudas contraídas y gastadas, o a recomponer cisuras raídas por el tiempo.

Horas que transcurren fuera de contexto, al margen de normas y protocolos. Horas descocadas y permisivas; displicentes y desmayadas. Horas promiscuas y arrendadas.

Esas horas en que la mente percibe la silenciosa presencia de la luna y cede al caprichoso anhelo de engalanarla. Horas de perderse entre espesuras; de devaneos, deseos y nostalgias.

Elucubro, pues, sintiéndome protegida por la elegancia soberbia que me envuelve, cómo deambula el pensamiento, taciturno y pasmosamente, por los entresijos laberínticos del cerebro, impasible al relente de la noche.

2 comentarios:

  1. Esas horas... que son tuyas Teresa son magníficas!!

    Enhorabuena!

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  2. Muchas gracias, Gema. Son, por así decirlo, el rescoldo del día. Las horas que nos quedan al resguardo de todos y de todo.

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