sábado, 27 de abril de 2013

Miedos


El miedo araña, muerde, destroza, y va dejando un reguero de sangre en la memoria.

Miedos que desgarran, que expolian la vida y la sentencian. Que encadenan con grilletes la conciencia.

Porque el miedo traspasa, como un bisturí perfecto, los tejidos del juicio y del talento, anegándolos de espanto por completo.

Miedos crueles que restringen, con saña y fervor inusitado, los placeres del mundo y de la vida. Miedos que quiebran el coraje y el tiempo, y reducen la vida a un vasallaje.

Hay miedos depravados y seniles, fondeados en la memoria con vocaciones perversas. Miedos camuflados y rancios, hastiados de ocultarse o de exhibirse. Miedos inmorales y estentóreos.

Con tantos miedos desfilando por mis párrafos, hicieron olvidarme de los otros, de los enterrados. De los miedos batallados y vencidos.

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