miércoles, 10 de abril de 2013

Inteligencia


Cuando accedo a mi cerebro a tantear las neuronas, siento, casi con un sobresalto, que la inteligencia danza, que fluctúa, que se balancea ufana por un ramal de impostura.

En ocasiones solemnes ejerce con mucha holgura, incluso con erudición,  y actúa pomposamente con cierta visión de altura.

Mas, al ser antojadiza y acostumbrada al requiebro, la inteligencia es huidiza, y sin avisar siquiera, se desvanece o se esfuma, dejando sin efecto alguno cualquier rastro de agudeza.

Es esta oscilación suya la que me apesadumbra. Pues si me atengo a las normas del veleidoso intelecto, puedo quedarme en penumbra por algún cortocircuito o alguna trivialidad.

Es gran contrariedad nacer con inteligencia etérea.

No hay comentarios:

Publicar un comentario