jueves, 7 de marzo de 2013

Amistad


Vagando sin rumbo fijo por los circuitos mentales, convine, con cierta ironía, que el concepto de amistad goza de mucha fortuna. Y me di otras cuantas vueltas investigando ese dato.

Topé, sin estorbo alguno, con la amistad lucrativa, y le di crédito al punto, siguiendo con mi ironía.

Tropecé con la rentable; con la amistad cicatera; con la mercenaria, la que subasta decencias; con la codiciosa, administradora del lucro y la manduca. Con la pretenciosa. Con la amistad caduca.

Y, buscando un aliciente a tanto tufo funesto, hallé a la amistad perenne; a la diáfana, la desnuda de aspavientos; la que no busca ganancia; la que conforma mi vida y lubrifica mi mente; la insolvente; la auténtica; la tajante.

Y me tendí en un claro de dentro de mi cerebro celebrando tan extraordinario encuentro.

6 comentarios:

  1. Voy a tener que empezar a confiar más en mí misma. Lo que pienso que no va a gustar, luego resulta que sí que gusta. Voy a dejar de comerme la cabeza.
    Gracias por tu comentario, tan exagerado, pero tan gratificante.

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  2. Teresa, confía en ti, tus amigos confiamos plena mente, besos Santy

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  3. Te agradezco esas palabras, Santy, de veras. No sé quién eres, pero estoy encantada de saludarte. Que te den esos ánimos, consuela bastante. Un beso.

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  4. brindo contigo por ese extraordinario encuentro ;-)

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    1. Muchas gracias, Dori. La vida es mucho más agradable con encuentros así.

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