viernes, 1 de marzo de 2013

20 minutos


Son veinte minutos largos instalados en el núcleo mismo de mi cerebro.

Aterida, acelero los pasos desbocados. El gélido viento cristaliza en mi rostro, y un claqué entusiasta entrechoca los dientes con su danza.

Veinte minutos intensos que obligan a los pies a trotar desenfocados sacudidos por el doloroso chasquido del invierno. El frío, adherido a la memoria como un tumor inclemente, bloquea mi entendimiento.

Son veinte minutos que transcurren entre farolas y sombras congeladas, calles de adoquines destripados y dolientes, bultos vacilantes, y un zumbido jadeante y espasmódico como fondo.

Veinte minutos lacerantes; los que mis pasos tardan en recorrer, en mañanas glaciales y oscuras, el mortificante trayecto hasta el trabajo.

13 comentarios:

  1. Maravilloso, querida... Cuando lees este texto sabes, o presientes, que se trata de algo muy temido, casi que nos produce pánico... Como ir al trabajo.

    Un beso muy grande.

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  2. Gracias por el comentario, Lola. Si te digo la verdad, nunca sé qué es lo que pueden transmitir mis palabras a los demás. Pero si remueve, aunque sea un poquillo, las emociones, me doy con un canto en los dientes.

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  3. Vaya, Teresa, espero que al menos el trabajo no se tan mortificante como el trayecto y que te sirva para recuperarte. Saludos

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  4. Jejeje. Más bien fueron sentimientos retroactivos que el frío, tan intenso estos días, destapó de mi memoria. Mi caminata hacia el trabajo es a veces cortante, pero son contados los días en que me dejan sin aliento.
    Gracias por el comentario.

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  5. Deberías alquilar a un mozo de seguridad que te acompañara! Me he helado de leerte! Genial, como siempre !

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  6. Gracias, Jordi. Quizá haya sido un tanto exagerada dada mi tendencia a jugar con las palabras. Es posible que también el frío me retrotrajera a tiempos pasados donde realmente lo pasaba muy mal.

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  7. Y, sin embargo, tiempo dan veinte minutos para sentir, aunque el sentir sea dolorido (estoy ahora, con los chicos de tercero, en Garcilaso). Y para contarlo o cantarlo.

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  8. Respuestas
    1. No sabía que los tuviera. Si sabes de la fórmula para quitarlos del blog, me la dices, porfa.

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    2. Tienes que ir a "Configuración" y, allí, a "Entradas y comentarios". En el apartado de "Comentarios", el tercer ítem, "Moderación de comentarios", te da tres opciones para marcar o seleccionar.

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  9. Exacto: "Y para contarlo y cantarlo", que es la mayoría de las veces. En ocasiones, un sólo instante da para un libro. Así es de relativo nuestro mundo mental.

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  10. Lo miraré. Muchas gracias. Mañana, más descansada, lo haré con tranquilidad. Buenas noches. Un beso.

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  11. ¡Madre mía! Además respondo donde no toca. Lo siento.

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