sábado, 15 de diciembre de 2018

El electrodo (tercetos anodinos)


Mi primera incursión en la informática
fue cargarme la tesis de un amigo
con una maestría aristocrática.
.
Al pobre le dio un pasmo, y fui testigo
del sufrimiento atroz que le causé,
y que entonces maldije y que maldigo.
.
Prosigo siendo torpe, bien lo sé,
a tenor de las pifias que cometo,
aunque puedan sonar a paripé.
.
Porque bien sabe Dios y lo prometo,
que llevo varios cursos persuasivos
lubricando el cacumen por decreto.
.
Pero huelen a rancio los archivos;
no puedo con los copia, pega y borra
que vibran solapados y furtivos;
.
el teclear me arrulla y da modorra
y lo confundo todo, o casi todo.
Pero de pronto salta un electrodo
que me salva del crimen con la gorra.
.

2 comentarios:

  1. La sonrisa siempre en tus versos poeta. Felicidades.
    Un abrazo.

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    1. Gracias, Rafael. El humor lo llevo en los genes, jejeje. Besos.

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