Lo preguntaba a veces,
solo a veces:
“¿es la dicha un
ensueño, una utopía?”;
pero en mi fuero anárquico
sabía
que cuando te solazas,
enmudeces;
.
que mientras dura el éxtasis,
padeces
la loca y delirante idolatría
de este nirvana utópico
que guía
el dulce diapasón en
que te meces;
.
pues con un verso y
otro y otro, vuelas,
y ese revuelo púrpura sedujo
el sublime placer de
todo instante:
.
alcanzar escribiendo lo
que anhelas,
y entrever lo alegórico,
el embrujo
del infierno libérrimo
de Dante.
.
Es como un vuelo, sin alas, por la vida...
ResponderEliminarUn abrazo poeta.
Gracias a ti por leerme, Rafael. Besos.
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