Una lluvia intermitente
esparce aromas divinos
que eclosionan por el
aire
para mantenerme en
vilo.
El otoño me seduce
silbándome desde el río,
pues todo un caudal de acordes
reverbera en mis oídos.
Soy esclava del placer
que me produce el bullicio
de ese canto alborozado
que brota sin previo
aviso,
del asombroso concierto,
del increíble prodigio
que es capaz de generar
este otoño enloquecido;
ese cromatismo loco
de ocres, verdes y
amarillos
que alborotan el
paisaje
con un preludio festivo,
.
¡Bendito otoño el que se desliza de tus versos, poeta...!
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias, poeta. Ahora mismo está lloviendo muchísimo y yo estoy encantada de verlo, jejeje. Besos.
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