Bajo la luna ingrávida del
cielo,
confeccioné estos versos, vida mía,
rememorando el vértigo y el vuelo
de tu voz que vibraba en lejanía.
.
Observé el infinito y el revuelo
volátil de las aves, su armonía,
y, mientras me implicaba en ese anhelo,
la aurora, extravagante, se encendía.
.
Te avisté en ese instante por el monte
que enfocaba de verde el horizonte
envuelto por un vals de mariposas.
.
Los besos, descarados, se arriesgaron,
y, al borde de tus labios, resbalaron,
como el rocío, amor, sobre las rosas.
.
Precioso soneto, poeta, y además con ese "vals de mariposas"...
ResponderEliminarUn abrazo y feliz tarde en este domingo.
Gracias, Rafael. Me alegra que te haya gustado. Un abrazo.
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