¿Sabes?,
aunque no lo creas,
sé
de tu duro calvario,
y,
si pudiera aliviarte,
te
aliviaría en el acto.
Hay
un verbo que perturba,
el
verbo amar: me amas, me amo...
Y
un miedo, sí, hijo mío,
que
te va desmoronando
hasta
casi enloquecer.
Sé
cómo sufres, y el daño.
Indaga
con la lectura,
Tal
vez te alivien los clásicos,
con
ellos yo me salvé.
Prueba
y verás, hazme caso,
acariciará
tus penas
y
servirá de remanso
a
tu sangre alborotada
que
irá pausando su pálpito;
y,
a medida que discurras
entre
Lope, Garcilaso,
Góngora,
Gracián, Cervantes,
Quevedo,
Lorca, Machado...,
verás
cómo gira el mundo
de
tus tristes quince años.
.
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