Me despierta el aroma de la brisa
que aletea, excitante, en mi ventana,
agitando mi vena casquivana,
que lo inhala al instante, a toda prisa.
.
Y porque nada, nada, se improvisa,
el sol desperdigó, por la mañana,
un verde alucinógeno y un grana
sobre el azul inmenso, que lo irisa;
.
y estimuló al poeta y al pintor
con su embrujo cromático y genial,
esparciendo, al azar, algún violeta.
.
Entre esencias doradas y fragor,
sobrevuelan las lágrimas de sal
susurrando una cántiga secreta.
.
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