Mi locura empezó, que yo recuerde,
a muy temprana edad, y esto lo sé
porque solía oír: “¡ojo, que muerde!”
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No obstante, era feliz y me alegré
de aquello que escuchaba, pues os digo,
que todo tiene un algo, y su porqué.
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Hablé con las paredes, y mi ombligo,
con las flores del campo y con el gallo,
me susurró una fuente, hablé contigo,
.
y aquello que sentí y que ahora callo,
iluminó mis ínfulas plebeyas
con una esquizofrenia de caballo.
.
La pluma susurraba a las estrellas,
el libro puso verde al escritor,
y todo por reunir prosopopeyas
que agradaran a un loco ruiseñor.
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