Liviana evanescencia de la rosa
que emerge de un rosal adamantino.
La miro, ella me mira y, adivino,
su esencia fugazmente glamurosa.
.
De rojo, blanco o púrpura, esta diosa
(de aroma delicado y ambarino),
con solo descubrirla en mi camino,
me envuelve en su fragancia voluptuosa.
.
Asoma deslumbrante la mañana
bañando de rocío el universo.
La rosa suspiró a hora temprana
.
y el aire divulgó, feliz, disperso,
el vértigo, su erótica mundana
y el eco turbador de un nuevo verso.
.
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