Cuando vuela el pensamiento, cuando lo aireo, ocurre que
revolotea, y que, con mucha frecuencia, se queda como suspendido, a la espera
que la autora le dé el consentimiento
En esa interinidad, Los sentimientos se alteran, se
vuelven más suspicaces, reticentes, más mordaces. Y, quizá, si me apuran mucho,
se vuelven hasta procaces.
Es que las palabras brotan sin una meta aparente, y según
se van creando a tenor del raciocinio, se vuelven incongruentes, y hay que
pausar el asunto.
Pues… ¿una vez que han dado el cante no hay que asumir lo
cantado? Y, dado que la autora asume cualquier cántico incoado, habrá que andar
con cuidado.
Y al hilo de lo narrado, pido un poco de clemencia al pensamiento
frustrado, al que se quedó colgado sin posible evolución. Pues no siempre se sostiene
con tanta circunspección.
Ja,ja, que bueno. Me gusta lo de incoado
ResponderEliminarGracias, Mariano. Lo de incoado fue un antojo de mis neuronas, jejeje.
ResponderEliminar