jueves, 17 de enero de 2013

Libertad…


A menudo me pregunto si es autónoma la mente; si funciona independiente del acontecer mundano. Y me respondo evasivas. Pues barrunto que es compleja mi pregunta.

Los pensamientos callejean encadenados al tiempo; sometidos al vaivén y los caprichos. Perturbados a menudo por el ulular del viento.

Pero es tan vasto el terreno de la mente, que el uso y destreza del volante facilita desviarse del entorno y lograr emancipar el pensamiento.

Mas la libertad es precaria y efímera la carretera, pues se impone de inmediato la existencia, con sus liendres adosadas y su urgencia.

Y con tanto merodeo por el tálamo (el que activa los sentidos de mi mente), concluyo deduciendo que hay engaño y que existe libertad perecedera.

Libertad condicionada, las más veces. 

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