miércoles, 23 de enero de 2013

Intimidad


La intimidad es xenófoba y huraña; exclusiva y excluyente. Y se estremece impotente de impúdicas injerencias.

Hay miradas que escudriñan y sondean. Miradas que aparcan sin remilgos en la intimidad privada; que perforan y te dejan desahuciada y sin aliento.

Que terminan cavándote una tumba repleta de cascotes y excrementos, para alimentar su tedio recubierto de herrumbre y de miseria.

Miradas redomadas y furtivas que se cuelan por resquicios entornados, urdiendo y tergiversando; que mediante triquiñuelas se hacen dueñas de franquicias sin licencia.

Son miradas ilegales. Miradas no consentidas, impropias y subterráneas. Miradas inadmisibles.

Miradas que desconocen que la intimidad es refugio, un remanso acogedor en esta orilla del mundo.

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