jueves, 8 de noviembre de 2012

Sombras


La oscuridad me golpea y extenúa. Si tropiezo con el grito de algún texto. Si es lóbrego, laberíntico o barroco. Si perdida entre brumas no me encuentro. Doy media vuelta y me alejo buscando respirar en otro entorno.

Si es arte o es misterio lo que anhelo, no me irritan los bordados. No me estorban volantes, ni caireles. No me sobran los adornos ni corpiños si engrandecen la prosa o el verso.

Mas si enturbia de sombras su contorno; si retumba; si la niebla lo moldea; desvío mis ojos hacia el claro buscando un aire limpio de impurezas.

No soporto lo confuso, la broza, lo abrupto, lo inútil. Me exaspera lo pomposo y lo retórico.

Cuando busco e indago, o con deseo lo inquiero, me pregunto: “¿es oropel o es oro lo que quiero?” y conduzco mis pasos hacia el llano.

2 comentarios:

  1. Bueno, diría yo que son cosas distintas la oscuridad y la confusión, la ambigüedad y la imprecisión. También, que hay mucha claridad hueca e impostada.

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  2. Gracias por el comentario, Juan Carlos.

    Son distintos los conceptos, sí, pero cuando los mezclas, sólo ves sombras. Es más o menos lo que intento decir. También ves sombras cuando se trata de una claridad hueca e impostada.

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