La oscuridad se afana en ser hermosa
distribuyendo estrellas al azar,
y el vuelo de su luna iridiscente
estremece de vértigo mis alas.
.
Sucumbir al placer, a la lujuria,
al éxtasis del clímax trepidante,
es sentir el despliegue voluptuoso
de todo un arcoíris por la piel.
.
Y dejarse arrastrar por ese fuego
que se va propagando a su albedrío
causando mil acordes de violín,
.
es subir cabalgando hasta la cima
entre una y otra y otra exhalación...,
y morir si hace falta del infarto.
.
Así es el placer poeta. Bien definido y jugado con las palabras. Felicidades.
ResponderEliminarUn abrazo.
Muchas gracias por leerme, poeta. Otro abrazo para ti. :-)
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