martes, 24 de abril de 2018

Zamacuco...


¡¿Qué me estás confesando, amigo mío,
que tu mujer huyó despavorida
saliendo a trompicones de tu vida,
y su fuga te causa un gran vacío?!
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Me acongoja tu triste situación,
y también el saber de tu inocencia.
Fuiste el macho ideal, la viva esencia,
del marido ejemplar, del buen cabrón.
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No entiendo que tan grandes cualidades
impulsen a saltar por la ventana,
¡con lo bien que zurrabas la badana
y lo bien que negabas libertades!
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Te aconsejo, ignorante zamacuco,
que te busques oficio como eunuco.
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