Nunca estuve enamorada
hasta que me enamoré.
No recuerdo cómo fue
la caótica encelada.
Ni puedo deciros nada,
ni el porqué de esa pasión:
se produjo una explosión
que, al pillarme sin defensas,
me provocaron intensas
fogatas en erupción.*
.
Pero el amor se acabó,
y, como fue clandestino,
se marchó tal como vino,
y en la gloria quedé yo.*
Digamos que se cansó
de tanto amar a escondidas,
y aquellas ansias vividas
danzaron por el alero
de un te quiero y no te quiero
hasta morirse rendidas.
.
Ya había leído estos versos días pasados pero aplaudo la soltura de tus versos y esa facilidad que tienes en la inspiración de los mismos.
ResponderEliminarUn abrazo poeta.
Gracias, querido poeta. La facilidad es un poquillo ficticia, pero me encanta que no lo creáis así. Un abrazo.
EliminarUn placer
ResponderEliminarha sido
el haberte
hallado
Gracias, amigo. Me alegra que te gusten mis cosillas. Un abrazo.
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