lunes, 22 de febrero de 2016

UNIVERSO...




Se desparraman las horas

en ingrávidos corpúsculos,

estimulando, opresoras,

sus delicados crepúsculos.

Y yo me someto al verso

volando hacia el universo,

envuelta en la nebulosa

de una dulce liviandad.

¡Ay, qué airosa!

¡Ay, qué airosa levedad!

…..


Me pierdo entre los matices,

de algún término soñado,

y me adentro en sus raíces

hasta hallar el verbo amado.

y continúo mi vuelo

que, de cuando en cuando, anhelo

de forma vertiginosa,

morir de felicidad.

¡Ay, qué airosa!

¡Ay, qué airosa levedad!
.

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