sábado, 14 de marzo de 2015

AURORA

La media luna blanca, ingrávida en la aurora,
desplaza de mis sueños tus carnales excesos;
y, abiertos ya los ojos, el sueño se evapora
cual gota de rocío que el sol disuelve a besos.

El cielo se ilumina ensanchándose el mundo,
y yo, que me disperso entre nubes y claros,
interpreto la vida como un caudal fecundo
que transcurre excitante con efluvios dorados.

Me mantengo en el borde de un sensual precipicio,
disfrutando el abismo con total complacencia;
ya no temo a la muerte, forma parte del juicio

que me empuja a quererte y aminora tu ausencia.

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