sábado, 27 de abril de 2013

Miedos


El miedo araña, muerde, destroza, y va dejando un reguero de sangre en la memoria.

Miedos que desgarran, que expolian la vida y la sentencian. Que encadenan con grilletes la conciencia.

Porque el miedo traspasa, como un bisturí perfecto, los tejidos del juicio y del talento, anegándolos de espanto por completo.

Miedos crueles que restringen, con saña y fervor inusitado, los placeres del mundo y de la vida. Miedos que quiebran el coraje y el tiempo, y reducen la vida a un vasallaje.

Hay miedos depravados y seniles, fondeados en la memoria con vocaciones perversas. Miedos camuflados y rancios, hastiados de ocultarse o de exhibirse. Miedos inmorales y estentóreos.

Con tantos miedos desfilando por mis párrafos, hicieron olvidarme de los otros, de los enterrados. De los miedos batallados y vencidos.

viernes, 19 de abril de 2013

Esas horas…


Esas horas en las que el día duerme su febril tránsito, y el pensamiento se apresura a desempolvar dudas contraídas y gastadas, o a recomponer cisuras raídas por el tiempo.

Horas que transcurren fuera de contexto, al margen de normas y protocolos. Horas descocadas y permisivas; displicentes y desmayadas. Horas promiscuas y arrendadas.

Esas horas en que la mente percibe la silenciosa presencia de la luna y cede al caprichoso anhelo de engalanarla. Horas de perderse entre espesuras; de devaneos, deseos y nostalgias.

Elucubro, pues, sintiéndome protegida por la elegancia soberbia que me envuelve, cómo deambula el pensamiento, taciturno y pasmosamente, por los entresijos laberínticos del cerebro, impasible al relente de la noche.

martes, 16 de abril de 2013

El mar…


La mirada, perdida entre multitud de subterfugios de la imaginación, asiste, con inefable deleite, a los escarceos del mar y a la exposición impúdica de la escandalosa belleza de sus aguas.

Con los párpados levemente entornados, cegados, tal vez, por el guiño lascivo de las olas, la vista se abandona entre sábanas de encaje y pasos de bailes imposibles.

Se extravía la mente, atónita ante el espectáculo solemne de la ostentación.

Se acelera el pulso emocional, y la voluptuosidad del piélago me produce un estremecimiento, e incita a adentrarme en sus aguas para fundirme en un denso y arrebatador abrazo.

Como si de un inmenso tálamo de lujuria se tratase.

La voz ronca y poderosa de su aliento, va meciéndome, suave y deliciosamente la conciencia…

miércoles, 10 de abril de 2013

Inteligencia


Cuando accedo a mi cerebro a tantear las neuronas, siento, casi con un sobresalto, que la inteligencia danza, que fluctúa, que se balancea ufana por un ramal de impostura.

En ocasiones solemnes ejerce con mucha holgura, incluso con erudición,  y actúa pomposamente con cierta visión de altura.

Mas, al ser antojadiza y acostumbrada al requiebro, la inteligencia es huidiza, y sin avisar siquiera, se desvanece o se esfuma, dejando sin efecto alguno cualquier rastro de agudeza.

Es esta oscilación suya la que me apesadumbra. Pues si me atengo a las normas del veleidoso intelecto, puedo quedarme en penumbra por algún cortocircuito o alguna trivialidad.

Es gran contrariedad nacer con inteligencia etérea.

jueves, 4 de abril de 2013

Versos


Ulula el viento por la trastienda exuberante de los árboles y un coro de aromas campea libre y alborozado. La naturaleza expande su espléndida melodía.

Los versos
seducidos
y en penumbra
sueñan la escena.

Se acelera el pulso y, a través de la fronda, eclosiona un cono de luz que posa un alud de ribetes dorados sobre la lujosa indumentaria de las plantas, provocando pequeños fuegos de artificio.

La retina vuelca
la belleza
sobre el cuenco latente
del poema.

Los Dioses, rebasando sus propias leyes, añaden pinceladas obscenas de matices que tiñen la tierra de un cromatismo sublime.

Salieron los versos
desbocados
ahítos de regalos
y placeres
salieron de la sombra
enajenados
vibró el poema entero
emocionado.