Tuitear es dividirte o, discurriendo distinto, multiplicarte,
pues manejas doble vida, la real y la aparente. La primera, con certeza; la
segunda… Cruzándose la duda en el camino, la dejo de momento en la cabeza.
Indiscreta y rebosante de noticias, de saludos
renqueantes y efusivos, de preguntas, enseñanzas, doctrinas y consejos varios; la
ventanita tuitera se pasea rimbombante por el barrio.
Zalamera algunas veces; y otras con alma torera; saca el
genio del armario capeando con palabras e improperios el origen de su enfado.
Qué decir del mensaje directo, del privado, del furtivo. Es
un tuiteo sutil, recubierto de misterio. Es coartada, es hipótesis, es aliciente
esporádico cuando media algún paréntesis.
Respecto a la duda, que en el ático aguarda impaciente respuesta…
sospecho que ya no hay tal, es decir, que la vida virtual es evidente, y no excluye,
en principio, a la real.
Sin duda, la vida cíber ya es tan real o más que la otra, esa de carne y hueso que nos da tantos disgustos.
ResponderEliminarUn saludo
Gracias por el comentario, Francisco. Me has pillado de sorpresa, vaya. Ya veo que, más o menos, pensamos igual. Incluso diría que las dos vidas se entrecruzan de una manera irremediable.
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