jueves, 11 de abril de 2019

La primavera la sangre altera, jejeje


Entre el hervidero verde
(tras una lluvia abundante),
el ababol sobrecoge
por su color rojo sangre.
La primavera conjuga
el verbo crear, y nace
un enjambre de colores
tan turbador como el arte:
desde el rosal del jardín,
que derrama sin alardes
todo su imperio cromático,
hasta el almendro del parque
que luce de rosa y malva;
y, al caminar por la calle,
un torbellino de aromas
se arremolina en el aire:
gardenias, glicinas, lirios,
nardos, lilas, azahares…
que derriten al poeta
invitándole a ser parte.
.


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