sábado, 20 de abril de 2019

La catedral.


Un incendio voraz asombra al mundo,
que lo observa impotente y sin aliento;
cuesta mucho creer que, en un momento,
tenga el templo un latir tan iracundo. 
.
Un fuego gigantesco, furibundo,
con fantasmales llamas en aumento,
destruyen, impulsadas por el viento,
la aguja y el cimborrio moribundo.
.
Las lágrimas acuden silenciosas
difuminando el drama unos instantes.
Arde “el bosque”, vestigio de ocho siglos,
.
y se remueve el tiempo entre las losas
de periodos sangrientos e inquietantes
rebosantes de escombros y vestiglos.
.

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