Si percibo un susurro, un
ligero alboroto
en mi cámara interna, agudizo
el oído
y, si creo que insiste esa
especie de ruido,
al instante presiento algo
oscuro o ignoto,
.
algo que yo no veo. Mas hay
veces que noto
como el soplo de un ángel, o
quizá es el gemido
de un pequeño demonio que se
siente aludido
y avanza por mi espalda cuando
ve que me he roto.
.
Porque estoy persuadida que no
todo se ve,
que existe una rendija, un
resquicio, una grieta,
una entrada al infierno, un
misterio, no sé...
.
Sobrevuela un diablillo, de apariencia
violeta,
por mi mundo insurrecto, y,
aunque ignore el porqué,
cuando surge la duda, “ipso
facto” me reta.
.
¡Ay ese diablillo, poeta...!
ResponderEliminarUn abrazo y feliz día.
Jejeje. Gracias por leerme, Rafael. Un abrazo.
Eliminar