Nacemos con el gen de
la inocencia,
sin el virus del odio
en su interior,
con el ingenio intacto
y superior
flotando dulcemente en
la conciencia.
.
La maldad es expolio,
la injerencia
de otros genes carentes
de vigor
que, abocados al miedo
y al dolor,
recalan con impúdica
inconsciencia.
.
Por ende, me resisto a
admitir
que el malo sea malo
por nacer,
cuando silban las balas
al azar.
.
Y la maldad innata, de
existir,
aplasta la razón para
crecer,
que crece y crece y
crece hasta matar.
.
Nacemos con esa inocencia, que dices, y la vamos perdiendo, unas veces sin querer y otras intencionadamente, pero así es la vida, por suerte y desgracia poeta.
ResponderEliminarUn abrazo en la noche.
Gracias, poeta, por tus palabras. Así es la vida, sin duda. Besos.
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