lunes, 21 de mayo de 2018

Entre pitos y flautas... (décimas de arte mayor)


Crecí en una familia “de derechas”,
suceso, de por sí, morrocotudo,
y cuyo impacto, asaz de peliagudo,
me dejó con las válvulas maltrechas.
No es fácil acatar mentes estrechas,
mas fui, poquito a poco, comprendiendo
que el miedo es un asunto tan tremendo,
que puede manejarte a voluntad;
y aprendí, yo solita, la verdad
de que el juicio se nutre disintiendo.
.
Y luego me pilló la edad del pavo,
la edad en que se pierde la cordura,
pues nada, nada, nada tiene cura
si sientes que no vales ni un centavo.
Con esa sensación de menoscabo,
andaba tan perdida, tan ajena,
que decidí soltarme la melena
y desenmascarar la que era yo;
y aquel descubrimiento me marcó,
largándose de súbito la pena.
.
Entre pitos y flautas, conseguí
alcanzar la fortuita madurez,
en donde cometí la estupidez
de casarme de pronto, porque sí.
De pasada diré que resistí
hasta que dije basta y puse el freno,
diciendo a todo NO, pues no era bueno
dejarme avasallar por un gañán.
Volví a sentirme libre, sin guardián
que abusara ofreciéndome veneno.
.
Hoy no miro al pasado, vivo al día,
feliz en mi universo favorito,
donde leo y escribo y me derrito
contemplando en el cielo su armonía.
Y aquel duelo interior que antes ardía
se fue difuminando hasta morir,
solo quedan deseos de vivir,
de saturarme a sol, a mar, a versos,
a lecturas y a éxtasis diversos,
porque amo, sobre todo, sonreír.
.

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