Nacemos
y morimos, eso es todo.
Y
en ese andar ligero hacia el olvido
somos
analfabetos del sentido
que
encierra el meteórico periodo.
.
Porque
urge el vivir y, sobre todo,
estirar
el placer de lo vivido
hasta
encontrar la esencia del chasquido,
del
pálpito que huyó por un recodo.
.
Mas
la vida es efímera: un instante,
y
en ese instante efímero, existimos;
dejemos,
pues, el código insultante.
.
Dejemos
el orgullo amenazante
y
vivamos del modo en que partimos,
con
una mano atrás y otra delante.
.
Bravo!!!
ResponderEliminarGracias, Javier. Eres muy generoso conmigo. Un abrazo. :-)
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