martes, 17 de mayo de 2016

SUEÑOS ( Cuatro décimas estrafalarias)

Observé la voltereta
de una letra que reía,
me encandiló su armonía,
su destello azul violeta,
y deseé ser poeta;
engalanar, verso a verso,
la magia del universo,
bordar de blanco el destino
del amable peregrino
en su devenir adverso.
.
Congregué a mi alrededor,
a los amigos virtuales,
y les consulté de tales
incoherencias sin pudor,
acechando el estupor
que infería mi consejo.
Hubo un poeta perplejo
que me empujó hacia adelante,
mostrándome, susurrante,
la abertura de un espejo.
.
Seguí al poeta virtual
hasta su centro en cuestión,
y vi, no sin conmoción,
una especie de ramal,
enredadera vital
que él apodaba “espadaña”;
y era una gran telaraña
por la que ascendía al cielo,
sin más armas ni revuelo,
que las propias de su hazaña.
.
Y deduje que el flirteo
que va seduciendo el alma
es el que late con calma
y alimenta tu deseo.
Y respiré el aleteo
suave, sutil de la pluma,
atraída por la espuma
que dimana de los sueños,
capaces y únicos dueños
de iluminarte la bruma.
.

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