viernes, 28 de junio de 2013

Respirar…

Nutridas,
teñidas de rubor
y reavivadas,
caminan desnudas
y agrestes,
las palabras.

Agazapada entre las plantas, me acomodo. El cuerpo se anexa sin esfuerzo. Soy matorral; soy espesura. Soy vahído emocional. El sentimiento brota instantáneo, cálido, como lluvia de una nube de verano.

Las palabras se escapan; las alcanzo al instante, y las digo que digan, casi en un susurro sonrojado, que me oculto para encontrarme; que me escondo para entenderme y para amarme.

En el íntimo regazo, la vida vuelca su esencia en los cuencos desmayados y receptivos, prestos a recogerla. La savia circula plácida.


Con un prurito de gozo y extravío recompongo los sentidos.

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