domingo, 16 de diciembre de 2012

Tristeza


Parapetada la tristeza entre neuronas, se refugia en la trastienda de los párpados y se esconde atrevida tras los labios, sitiando en una celda a la alegría.

Embutida en tiranía, la tristeza invade implacable mi cerebro. En silencio. Como la avanzadilla que sigilosamente asalta a la gente de una aldea.

Taladra inexorablemente una vía tras otra de mi mente, anegando la conciencia de melancolía. Como el mar cuando desliza su lengua de agua sobre la arena.

Y culmina sus efectos, desbordando de lágrimas mi rostro y arrasando con todo lo que pillan. Dejándome maltrecha y malherida. Pero fresca y radiante hasta la próxima.

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