miércoles, 19 de diciembre de 2012

Miedos


Miedos que trasgreden la memoria. Que perduran porfiados, anquilosados por costumbres y consensos.
Que te dejan encogida y sin aliento como el gélido abrazo del invierno. Miedos añejos y curtidos de penas y de años.
Miedos que oprimen y que vejan. Que agarrotan con saña los sentidos; que retuercen el juicio y la cordura. Miedos desorbitados, inmensos, voraces.
Miedo al hambre y al hombre, engendrado de aflicciones, torturas y traiciones.
¡Miedos desmayados, sometidos, transigidos!.
Son tantos y tantos miedos, que el pensamiento se asfixia y se colapsa. Y huye acobardado hacia los otros, hacia los frívolos, los aparentes. Hacia miedos teñidos de locura; miedos vertiginosos que se mecen altivos sobre las cuerdas.

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