sábado, 2 de diciembre de 2017

Dos octavas reales un tanto descabelladas.. En clave de humor...

¿Acaso yo pedí venir al mundo?
Y, si no lo pedí, ¿qué culpa tengo
en confundir el mal como confundo
el color carmesí y el gris marengo?
Y con este alegato tan rotundo,
me reafirmo en la tesis que mantengo:
la culpa será siempre del amor
que procrea y procrea sin pudor.
.
Y, dado que la culpa nunca es mía,
desconozco el pecado y la indecencia
de escribir y escribir sin maestría,
porque no temo al vulgo ni a la audiencia,
porque dejo a su arbitrio mi miopía,
porque el verbo me otorga su indulgencia.
Repican repicantes las campanas
en pro de estas octavas casquivanas.

4 comentarios:

  1. Octavas con humor para comenzar bien el día.
    Un abrazo.

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  2. Gracias, chiquillo. El humor que no falte nunca. Un abrazo, poeta. :-)

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