Yo nunca quise casarme,
pero al final me casé,
metí la gamba y el pie,
hasta el punto de estrellarme.
Y después de atragantarme
con toda clase de cuitas,
mis neuronas eruditas
decidieron despegar,
batir las alas, volar
hacia estancias exquisitas.
.
Y surcaron muchos cielos,
ríos, ciudades y mares,
en busca de otros azares
que lubricaran sus vuelos.
Pero asomaron los celos
y se murió la ilusión;
y fue así, sin ton ni son,
que otro amor se fue al garete
por culpa de otro zoquete
que quiso ser vacilón.
.
Que no falte nunca el humor poeta.
ResponderEliminarUn abrazo y te han quedado muy bien esas décimas.
Gracias, Rafael. Creo que el humor lo llevo en la sangre, jejeje. Un abrazo.
EliminarNo cabe la menor duda de que la Dama del Espejo es una gran poeta y por supuesto con muy buen humor.
ResponderEliminarMe ha encantado.
Gracias, Javier, eres muy generoso conmigo. Pero lo del humor es inherente a mi ser, jejeje. Te quiero. Besos.
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