La
oscuridad se afana en ser hermosa
distribuyendo
estrellas al azar,
y
el vuelo de su luna iridiscente
estremece
de vértigo mis alas.
.
Sucumbir al placer, a la lujuria,
al éxtasis del clímax trepidante,
es sentir el despliegue voluptuoso
de todo un arcoíris por la piel.
.
Y
dejarse arrastrar por ese fuego
que
se va propagando a su albedrío
provocando
mil acordes de violín,
.
es
subir cabalgando hasta la cima
entre
una y otra y otra exhalación...
Y
morir si hace falta del infarto.
.
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