viernes, 10 de junio de 2016

DIGAMOS...

Digamos que fue clave en mi existencia
la unión de dos gametos indistintos
ungidos por los polvos de la urgencia;
que fui la exaltación de los instintos.
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Digamos que nací como el que nace
en una gran ciudad sin pretenderlo,
que fui la consecuencia, el desenlace,
de un mero contubernio de estraperlo.
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Digamos que en la escena de la vida,
estamos a merced de una corriente
que nos arrastra firme a la salida,
y todo juicio ajeno es indecente.
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Digamos, pues, que somos lo que somos,
por mor de laberintos monocromos.
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