viernes, 9 de octubre de 2015

LLUVIA (relato)


Lanzó los zapatos al aire y, con los pies desnudos violentando la tierra, fue invadiéndole un placer excitante, una felicidad turbadora. Acarició los árboles; su vista recorrió montañas, bosques, valles…; deslizó la mirada por el cielo, por el río… Se creyó Dios.
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El asombro le mantenía pletórico. Hurgó en su mochila, sacó el cuaderno de folios blancos (siempre blancos), y escribió. Escribió y escribió y escribió…
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Llegó la noche y siguió escribiendo. La aurora iluminó el folio. Escribía y escribía ajeno al cansancio y al hambre…, como si no existiera otra cosa en el mundo.
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Se desgarró el cielo en un lamento ronco, lanzando alaridos de fuego sobre el monte. Cayó la lluvia a plomo, cataratas de acero sobre la tierra, exhalando al aire aromas ancestrales.
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Escribía y escribía, inconsciente del agua y del frío…
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Se abrió la tierra, y su cuerpo fue deslizándose… Escribía y escribía, compulsivamente... La tinta dibujaba arabescos endiablados… Cortinas de agua lo emborronaban todo…
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Cesó la lluvia de pronto, y cruzaron vaporosos colores por el cielo.
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De las profundidades de la tierra se escuchó el eco de unos trazos, como el suspiro de un beso entre el canto melodioso de unos versos.

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