lunes, 6 de julio de 2015

REDES


Te acarician en las redes de tal forma, que llegas a creerte un seductor. Te adulan, te veneran, te idealizan… Te crean una imagen tan ficticia que emerge paralela a tu estupor.

Estas redes virtuales engatusan por igual al débil y al resistente, al culto y al soñador; al poeta, al escritor, al músico, al inconsciente… 

Se filtra, así, de repente, entre la maraña de hilos, el vocablo de un “te quiero”, y ahí comienza el jaleo, y se arma la de Dios.            

Y es que las palabras vuelan cuando se trata de amor. En el aire giran y giran, giran a tu alrededor provocando una quimera.


De requiebros y reclamos las redes van bien surtidas. Acribilladas a besos, a caricias, a lindezas… ¿Cómo no sentirse amadas?

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