miércoles, 15 de abril de 2015

MARAÑA

Merodea el alba entre los visillos
tapizando el polvo de ribetes
blancos.
Ya veo las montañas coronadas de plata
rebosantes de pinos;
e inhalo el aliento de la madrugada
con la prisa lenta de mi ser
inquieto.
Y sonrío siempre,
como cada mañana
yendo hacia el sendero
que me lleva
al río.
Florecen los naranjos entre los viñedos,
junto a los olivos;
y yo me entrometo entre su maraña,
me diluyo alegre por la urdimbre verde
de hojas y ramas,
acordando un pacto
con Dios
y el diablo,
inclinada en la tierra que se desparrama.

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