domingo, 25 de agosto de 2013

Luna

Por un laberinto de voces expulsa el aliento la noche. Al tañido de ese enjambre se amotinan las palabras, como al acecho de una entradilla anunciada.

La luna observa curiosa el devenir de mi mente, el runrún de las palabras, el derroche del teclado, la serenata del tiempo…; y contempla, como si tal desmesura fuera posible, mis andanzas por el folio.

Y en esa mirada cómplice, se agita mi mente turbada…

Si percibes
mis latidos,
Luna,
sabrás por su
febril estado,
que cantan
por bulerías.
No te alejes
de mi lado.

Así anduvieron las letras en esta noche de luna; brotaron con impaciencia, se turnaron para el baile dando una y mil vueltas, y sigilosas entraron de allí de donde salieron.


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