Se cierne quejumbroso,
sin consuelo,
anegando de lágrimas las
calles.
De púrpuras y plata
cubre el cielo,
tejiendo un velo
blanco por los valles.
Se presenta el otoño,
sin zalamas,
derramando amarillos,
ocres, rojos,
arrancando las hojas
de sus ramas,
dejando un hervidero
de rastrojos.
Recubre con sus dotes
de alquimista
pinceladas de pardos y
riqueza,
que alborotan mi mente
tremendista,
y saturan el alma de
tristeza.
El otoño se filtra,
gota a gota,
llorando entre los
versos mi derrota.
Tus versos tienen, como el otoño, una hermosa paleta de colores, y también su melancólica belleza.
ResponderEliminarSaludos
Muchas gracias por tu lectura y comentario. Un abrazo.
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